Derribando torres

Desde la división del trabajo, surgieron también las “áreas” de especialización que buscaban cumplir con sus propios objetivos supuestamente en línea con los organizacionales. Aún cuando sus líderes debían coordinarse entre si, por años primó en su evaluación de desempeño el resultado de su propia área de gestión, generándose competencias internas y políticas de puertas cerradas que las convirtieron en verdaderos silos.

Derribar torres y ganar territorio.

Derribar torres y ganar territorio.

Hasta el día de hoy, los esfuerzos del personal bajo su mandato deben concentrarse en resolver sus propias necesidades, llegando a duplicar o triplicar las mismas tareas en distintas áreas de la misma organización, sin siquiera saber de ello ni conocer la existencia de experiencias anteriores o paralelas.

¿Cuá

n eficiente es esa manera de hacer las cosas?

No mucho, especialmente cuando surgen diferencias entre Gerentes de áreas y se producen competencias internas que dañan las confianzas, afectando negativamente el bottom line.

Este, el siglo XXI trae consigo el desarrollo tecnológico móvil y social que, de manera natural para la fuerza laboral menor de 30 años, permite un mejor intercambio de conocimiento, optimiza la gestión de dicho conocimiento y estimula la cooperación entre todos quienes forman parte del ecosistema organizacional (Empleados, Proveedores y Clientes), logrando mayores y mejores resultados.

Las Redes Sociales Corporativas, son herramientas que permiten esto y mucho más.

Algunos creen que se trata de la típica Intranet con un nombre más pomposo, otros que es un upgrade del email como medio de información en el trabajo, o un canal de comunicación de la empresa hacia sus empleados y entre si.

La verdad es que es mucho más que un software, es un cambio en la cultura organizacional, una nueva manera de relacionarse y una nueva identidad laboral que traspasa el área de gestión en la que se trabaja. En definitiva, una nueva lógica para desarrollarnos profesionalmente, donde la transparencia, la automotivación, el respeto y la ayuda mutua derriban la vieja lógica de trabajar en silos de poder, comandados por señores feudales que raramente salen de su metro cuadrado.

El nuevo estándar es la cooperación laboral y el campo de batalla es cada vez más plano, menos jerárquico.

Este nuevo escenario en el que todos pueden participar, requiere derribar torres y ganar territorio. La invitación está hecha.